lunes, 2 de marzo de 2009

Miercoles de cenizas y Cuaresma


El miércoles de ceniza es el primer día de la Cuaresma en el calendario católico, protestante, y anglicano. Sucede 40 días antes del inicio de Semana Santa, es decir, del Domingo de Ramos. Este día cae en diferentes fechas año a año, de acuerdo a la fecha móvil de Pascua. Puede acontecer entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.En el rito católico la imposición de la ceniza es realizada por el sacerdote sobre los fieles. Esta se realiza con ceniza obtenida de la quema de los ramos utilizados en la procesion del Domingo de Ramos de la Semana Santa del año anterior. El sacerdote puede hacer una cruz con la ceniza en la frente de los fieles o dejar caer un poco de ceniza en la cabeza de ellos. Mientras lo hace repite las palabras "conviértete y cree en el Evangelio". Tambien se utilizan las palabras "Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir", para significar que la vida es efimera.

La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo antes de la misa de la última cena de Jesús con sus apóstoles. Los domingos no se consideran de cuaresma porque son pascuales. Vendrían a ser 40 días de preparación para la Pascua.

La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión.

La Cuaresma tiene cinco (5) domingos, más el Domingo de la Pasión o de Ramos, en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes.

No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio.

El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.

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